Comentario
La producción cerámica de la etapa de las Urnas no es particularmente atractiva. Las vasijas que contuvieron las cenizas en los cementerios de incineración adoptan diferentes formas bulbosas, con cuellos cilíndricos, pero la decoración escasea, y cuando aparece lo hace en forma de meras acanaladuras o de simples, muy simples, dibujos geométricos incisos. La producción cerámica del Bronce Final queda, pues, reducida a un nivel artesanal. Ocasionalmente, sin embargo, y en particular en las postrimerías de aquel período, próximo ya el tiempo de la Edad de Hierro, sobresalen, por su excepcional decoración, urnas, platos y vasos de ofrendas en las que la ornamentación geométrica, profusa con respecto a la norma general, adquiere, a veces, carácter figurativo. La mayor parte de esta clase de cerámica, a la que se viene llamando pictográfica, procede de cuevas y establecimientos humanos. Sus representantes se concentran en las regiones francesas del Sur (Languedoc) y del Oeste (Charente), aunque se han señalado también en otros territorios de Francia (Rin-Alpes, Macizo Central, etc.), e incluso en Escandinavia.
La ornamentación de estos vasos pictográficos en el sector occidental de Europa está ejecutada a base de trazos incisos cortos, que forman, además de cuadrados, o espinas de pez, redondeles que parecen soles, y simulacros de animales de dos patas, que parecen aves. A veces, la representación se complica con figuras humaniformes con las manos enlazadas (en algún ejemplar de la gruta de Quéroy, Charente), que parecen danzantes; o se extiende en una procesión en la que desfilan carros, como en ciertos fragmentos de cerámica de la órbita del yacimiento de Campos de Urnas de Mailhac (Languedoc): Camp-Redon, Lansargues, Hérault; Moras-en-Valloire, Drôme; Sublaines (Indre-et-Loire), etc.
Un ejemplo realmente significativo de esta clase de cerámica es una urna de Dinamarca, procedente de Gludsted. En ella, y dispuestas en bandas corren grecas de semicírculos; en la más alta de éstas circulan caballitos resueltos con trazos sumamente elementales, lo suficientemente expresivos, sin embargo, para que no confundamos al animal representado. Si se trata de una intromisión accidental de artesanos con mayor capacidad de inventiva, o si es testigo esta cerámica de un cambio de mentalidad más a tono con la época en ciernes de la Edad de Hierro, son posibilidades a tener en cuenta. Sin embargo, el contexto donde se ha hallado esta cerámica y la colección de los motivos pictográficos hacen sospechar un sentido ritual, o una finalidad, en la esfera de lo religioso, que harían apropiados al espíritu del Bronce Final los particulares atributos decorativos de esta cerámica.